La sierra de Os Ancares es una de las comarcas más misteriosas de nuestro país. Como en el caso de otras serranías, como la de Las Hurdes, su aislamiento las ha preservado de contactos evolucionadotes y han conseguido que sus pueblos permanezcan anclados en arraigadas tradiciones,
Os Ancares es la sierra que separa León de Galicia, de hecho es la única entrada a Galicia desde Castilla una parte de la sierra se encuentra en tierra castellana, hasta llegar al Bierzo y la otra parte, de mayor extensión y profundidad corresponde a la provincia de Lugo.
Durante siglos, la única vía de entrada y salida era el Camino de Santiago, que discurría entre las montañas por la única zona transitable y que tenía como lugar de descanso la aldea de Piedrafita do Cebreiro, considerada la entrada a Galicia y donde se encuentra la iglesia más antigua del Camino. Una aldea prerrománica que conserva los vestigios de las construcciones castreñas, unas edificaciones redondas que servían de refugio para peregrinos y que aún se conservan perfectamente restauradas.
Una gran parte de Os Ancares está declarado Parque Natural y Reserva de la Biosfera y constituye una importante reserva de fauna salvaje: ciervos, corzos, jabalíes, osos y lobos habitan los inteminables bosques de los montes ondulados que se extienden hasta donde abarca la vista.
Es una zona que tiene mucho de especial y algo de mágica, en verano hasta mediodía, la niebla inunda la parte baja de las cañadas entre montes por donde discurren los ríos trucheros dando al paisaje un aspecto irreal y misterioso. En invierno la nieve hace impracticable el paso por muchos de sus puertos y hasta por la actual autovía – obra maestra de ingeniería de túneles y puentes- hay tramos en los que el uso de cadenas se hace indispensable.
Hay muchísimas leyendas, algunas de ellas milenarias, que circulan de boca en boca sobre Os Ancares, muchas de ellas sobre seres sobrenaturales que habitan salvajes en sus montes, como la mujer ciervo o los hombres lobo, una figura destacada en la imaginería gallega, como el lobishome de Brañaganda, Allariz, Prado, Douro y el caso más conocido de Romasanta. Curiosamente, en O Cebreiro hay varias leyendas de mujeres lobas, en el más animal sentido de la palabra, por si alguien piensa otra cosa.
Marga G.-Chas Ocaña