Aunque pueda parecer que el carácter gallego tiende a la melacolía, por lo de la morriña y todo eso, hay una parte de la idiosincrasia gallega que es alegre, festiva, con un especial sentido del humor, Â gusto y tradición por la música, el baile y por supuesto, la buena mesa, exquisita y abundante comida regada por vinos de la tierra.
Todo esto se reúne en las romerías gallegas, fiestas populares de gran arraigo, de las que dicen que se celebran al año más de cuatro mil, por toda la geografía de la comunidad autónoma si incluimos las fiestas locales.
Las romerías se celebran con casi cualquier motivo. Las festividades religiosas son una gran fuente de celebraciones, pero también simplemente para disfrutar de los productos de temporada, gastronómicos, de la tierra, o como conmemoración de fechas o sucesos.
Las romerías es una celebración que se debate entre la tradición religiosa, puesto que en todas ellas hay algún tipo de rito, misa o tradición de rezo y las bacanales paganas en las que la comida y bebida “corre a esgallaâ€, como diría un gallego para referirse a la abundancia. Muchas de ellas son tradiciones tri-milenarias que continúan celebrándose con ligeras modernizaciones, ya que la cultura gallega demuestra un gran apego a su historia y folklore.
La romería más importante en Galicia es la del Día del Apostol, el 25 de julio, que es el día grande de Galicia y se celebra en todas sus ciudades, pueblos y aldeas. Por supuesto la mayor de las celebraciones es en Santiago de Cmpostela, y si además coincide con Año Santo ya se convierte en una celebración que se extiende durante semanas y que incluye actos culturales como festivales y conciertos de carácter internacional.
Pero hay muchas otras romerías que vienen desde la antigí¼edad y que son famosas por su rareza, extravagancia o por su carácter especial: La Procesión de las Mortajas de A Pobra do Caramiñal es una de las más morbosas, en la procesión se pasean ataúdes y se recorren las calles con gran fervor desde el siglo XV.
Otra romería milenaría es la de Santiaguiño do Monte, que se celebra en Padrón, el pueblo al que se supone llego el Apóstol Santiago en barco. Su imagen se saca en procesión y recorre el camino hasta lo alto del monte, incluidos 132 escalones, donde se supone que predicó. Se celebra con gaitas y una gran comida, curiosamente, en un lugar histórico, ya que en los alrededores hay una iglesia paleocristiana que era objeto de peregrinación desde la Edad Media.
Marga G.-Chas Ocaña