Betanzos es una villa recoleta que da nombre í la ría que la cruza. Con un importante pasado histórico, fue capital del Reino de Galicia y corte del Rey García. Durante la Edad Media se expandió como una población rica y poderosa en parte gracias í la actividad comercial de su puerto -los “mariñeros betanceiros†eran comparados con los genoveses-
Enrique IV la nombro ciudad por fiel y los Reyes Católicos capital de la provincia tras su visita en 1487. Tubo pleitos con La Coruña por derechos portuarios, unos ganados y otros perdidos , la mayoría perdidos, Si a esto le sumamos una serie de importantes incendios y desdichadas cosechas en tierra de As Mariñas a finales del siglo XVI , entenderemos el por que de su declive. Que culmino con los destrozos provocados por las tropas de Sir John Moore en su huida hacia La Coruña y las francesas que los perseguían causaron graves destrozos y pérdidas en la ciudad. Hasta que en 1834 se le retiro a Betanzos la capitalidad de provincia a favor de La Coruña.
Se la conoce como «A Vila dos Cabaleiros» (La Ciudad de los Caballeros) porque durante los siglos XV y XVI estuvo de moda tener casa en Betanzos para las familias de abolengo por lo que las calles de su casco antiguo están repletas de palacios, casas solariegas, conventos e iglesias.
Hoy en día, Betanzos sigue siendo una villa señorial, culta y monumental y el mejor exponente de la arquitectura gótica gallega. Por todo ello el casco antiguo de Betanzos se declaró conjunto histórico-artístico en 1970. Sus monumentos están perfectamente conservados y en uso. Podemos destacar las tres iglesias de Santiago, Santa Maria de Azogue y la del convento de San Francisco. Si uno sube hasta la placita del Ayuntamiento cualquiera de los edificios que se encuentra por el camino y todos los de la plaza pueden servir de ejemplo, especialmente los Palacios de Lanzós, de Bendaña y Taboada.
Especialmente curioso es un parque temático llamado “O Pasatempoâ€, pero conocido popularmente por “O Laberinto†por tener un mítico laberinto de jardín, no muy grande, pero precioso.
Marga G.-Chas Ocaña