fotografia de Juan Carlos Asorey
En Galicia, todo tiene mucho de ancestral y de mágico. Su folklore, tradiciones, leyendas… están plagadas de significado simbólico que ha perdurado hasta el presente como algo más que un cuento que pasa de boce en boca generación tras generación.
Una de sus fiestas más antiguas, más salvajes, que ha subsitido hasta nuestros días desde el siglo XVIII AC y se ha ido adaptando a los tiempos hasta sobrevivir incluso a la censura religiosa de la Edad Media, es la de la «Rapa das Bestas».
La Rapa tiene que ver con la supervivencia, la subsistencia, la naturaleza…. se celebra en varias localidades gallegas entre los meses de julio y agosto, pero la más popular y mejor organizada de cara al turista es la de San Lorenzo de Sabucedo, en A Estrada (Pontevedra), declarada recientemente de Interes Turístico Internacional.
Básicamente la Rapa das Bestas tiene mucho de western… pero a lo brava.
Los mozos, algunos no tan mozos, otros solo unos chiquillos, suben de madrugada al monte donde durante un fin de semana capturan decenas -incluso cientos- de caballos salvajes, para marcarlos y cortarles las crines. Todo ello enmarcado en una fiesta que más que fiesta es rito y que con los años se ha convertido, además, en una auténtica romeria.
El espectáculo de los mozos bajando a la aldea con los caballos salvajes, el encierro en el «curro» – un recinto especialmente preparado para ellos- y la apoteosis de la lucha por el dominio del hombre sobre el caballo, que culmina con el corte (rapa) de las crines y la marca, consigue que el espectador se sienta trasladado a los orígenes de la fiesta, en la Edad de Bronce. Aunque eso si… con muchas más comodidades y el acompañamiento de exquisitas viandas y un buen vino gallego.