En el extremo noroeste de Galicia se encuentra una de las costas mas septentrionales, bellas, peligrosas y legendarias de toda Europa, la Costa da Morte -Costa de la Muerte-. Ya para los romanos, esta costa representaba el fin del mundo, Finis Terrae, hoy Finisterre. Sobre ella hay infinidad de leyendas y los hundimientos documentados son numerosos y siguen ocurriendo hoy en día.
Desde Estaca de Bares, cabo Vilano, Cabo Touriñán a Cabo Ortegal, la tierra que mas se adentra en el Atlántico, se pueden trazar rutas cuyo atractivo son los pueblos marineros, la gastronomía basada en productos del mar, las playas y los deportes que se pueden practicar en ellas y sobre todo, el bellísimo paisaje, las puestas de sol en el Atlántico y los faros que son muchos, muy necesarios y ofrecen balcones privilegiados sobre el Atlántico.
Pero cualquier ruta que se haga, deberá empezar, acabar o incluir Finisterre obligatoriamente.
Fisterra es un lugar mágico y antiguo, muy documentado por geógrafos grecorromanos, aunque ya hubo asentamientos anteriores, en la cumbre del monte de Cabo Finisterre hay un Ara Solis, un altar al sol cuyo origen es incierto. Cuentan que Décimo Junio Bruto, tras recorrer la costa como vencedor vio con superstición como el sol se ocultaba en el océano con una gran llamarada y horrorizado, le puso í la zona el nombre de Finis Terrae, fin del mundo.
El que la llamen A Costa da Morte no es en vano. Es una costa escarpada, con grandes acantilados y farallones, corrientes, islotes rocosos que afloran al bajar la marea y azotada por fuertes temporales durante los inviernos, lo que provoca oleajes furiosos y espectaculares. A lo largo de la historia son muchos los hundimientos que han tenido lugar frente a sus costas, bajeles españoles, cargueros, mercantes y acorazados ingleses… las leyendas sobre los tripulantes y tesoros de los barcos hundidos son incontables.
Pero esto es solo el principio de una bellísima ruta y lo situaremos en el Faro de Finisterre, que es el faro más importante de esta costa. Hablábamos de hundimientos, pero son innumerables los barcos que este faro ha salvado sirviéndoles de guía para esquivar los arrecifes. El faro aún se mantiene en funcionamiento. El edificio actual es de 1868.
Como curiosidad decir que es el segundo lugar mas visitado de Galicia después de la Catedral de Santiago de Compostela.
Marga G.-Chas Ocaña