Galicia es una comunidad en la que se puede disfrutar de una gran riqueza vacacional, tanto por los destinos como por las actividades que se pueden realizar en ellos y aunque hay quien piensa que en Galicia no hay verano y que es una especie de Siberia, la verdad es que los meses veraniegos suelen ser muy calurosos y en muchos casos la temporada de playa se prolonga hasta bien entrado octubre.
En Galicia se puede encontrar paisajes muy diversos y para todos los gustos, desde los impresionantes interiores, como los cañones del Sil de Ourense y toda la comarca de la Ribeira Sacra, en la que podemos encontrar desde pintorescos pueblecitos hasta impresionantes monasterios reconvertidos a hoteles o los verdes interiores de Lugo, ricos en emplazamientos de turismo rural y en pequeñas y pintorescas localidades en las que se come de vicio.
Y por supuesto la costa, dividida en tres tramos, cada uno con su personal fisonomía y características: Rías Baixas, Rías Altas y Costa da Morte. En las Rías Baixas, que es la zona más turística, el sol está asegurado y las playas son largas franjas de arena blanca y fina; las urbanas, prácticamente todas son Bandera Azul dotadas de todos los servicios imaginables y las rústicas se mantienen en estado semi-virgen ya que muchas de ellas pertenecen a Parques Naturales y son espacios protegidos. Al ascender hacia las Riías Altas, el paisaje se va volviendo ligeramente más abrupto, y encontramos grandes playas abiertas en las que se practica el surf y el windsurf hasta que llegamos a la Costa da Morte, con su rocosa y misteriosa costa, sus acantilados abruptos y sus maravillosos faros.
Pero si algo tiene en común toda Galicia es una gastronomía rica, abundante, variada y generosa, tanto en interior como en todas poblaciones marineras, donde aún se puede disfrutar de pequeños restaurantes en los que te sirven el marisco vivo directamente de la batea a un precio asequible.